Desirée Rodríguez tiene 26 años, es graduada en Historia del Arte y acaba de publicar su primer poemario, Limítrofe, una obra íntima y valiente que habla de salud mental, de autoconocimiento y de esperanza. Su relación con la Fundación Marianao empezó cuando era solo una niña: conoció la Fundación a quinto de primaria, gracias al programa de becas, y desde entonces estuvo vinculada a diferentes proyectos, como Jovinc y el Club Social.
«Siempre he sentido que Marianao ha sido un espacio seguro, donde he crecido mucho como persona», explica. Y es que su trayectoria vital y creativa está profundamente marcada por la investigación de equilibrio y de expresión personal.

La salud mental es un reto, pero no es el final del camino. Se puede vivir con calidad y sin estigma
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Su poemario no nació con la intención de ser publicado. Desirée siempre ha escrito como forma de terapia, como un espacio donde poder ordenar las emociones y dar sentido al que vivía. A los 22 años recibió un diagnóstico de salud mental, y escribir se convirtió en una herramienta para expresarse y curarse.
Con el tiempo, y gracias al empujón de una amiga, decidió reunir los textos y enviarlos a un concurso literario. A pesar de que no ganó, aquel intento le abrió una puerta: encontró una editorial pequeña que apuesta por nuevas voces y que quiso publicar su trabajo.
Desirée describe el proceso de publicación como “largo pero emocionante”. Revive el momento en que recibió los primeros ejemplares a casa como una de los hitos más bonitos de su vida: “Es como tener un hijo, ver tu nombre a la portada y saber que todo aquello que has sentido ahora tiene una forma tangible”.
El poemario recoge años de escritura y habla sin filtros sobre su experiencia con la salud mental. Los primeros poemas son oscuros, escritos desde la confusión y el dolor, pero a medida que avanza el libro aparece la luz y la estabilidad. Esta evolución refleja el proceso personal que vivió durante su terapia en el Hospital de Día de Santo Pablo, donde hizo tratamiento dialéctico-conductual: “Quería transmitir que la salud mental es un reto, pero no es el final del camino. Se puede vivir con calidad y sin estigma”, dice.

Hacer terapia es difícil, pero es la única manera de empezar a vivir mejor
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Entre los poemas que más le han marcado, hay uno que habla del deseo de dejar de sufrir, escrito en un momento muy duro. Hoy, releerlo le recuerda como ha estado de grande su transformación. También destaca otro poema que celebra el amor propio y la importancia de aprender a estimarse.
Desirée defiende la necesidad de pedir ayuda y romper el silencio sobre la salud mental: “Hacer terapia es difícil, pero es la única manera de empezar a vivir mejor. No solo por tú, también por la gente que te estima.” Después de cuatro años de trabajo terapéutico, asegura que su calidad de vida y la de las personas de su alrededor han mejorado mucho.
Ahora, su escritura ha cambiado. Escribe menos sobre el dolor y más sobre el agradecimiento. Sus palabras son hoy un homenaje en la vida cotidiana y a los gestos sencillos que dan sentido en los días: un café con amigas, un abrazo o una tarde de luz. “Antes escribía para sobrevivir, ahora escribo para celebrar que soy aquí.”
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