Esta semana hemos participado, junto con otras entidades de la red Escuelas de Segunda Oportunidad (E2O) de Cataluña, en un encuentro con la consejera de Educación y altos cargos de la Generalitat para avanzar en la definición del nuevo decreto que regulará las Escuelas de Nuevas Oportunidades dentro del sistema de Formación Profesional del país.
Desde la Fundación Marianao, conjuntamente con el resto de entidades de la red E2O, pusimos encima la mesa nuestra experiencia acumulada a lo largo de veinte años acompañante jóvenes que han sido expulsados, invisibilizados o desconectados del sistema educativo. Sabemos que el modelo funciona —el 85% de los jóvenes que pasan por nuestra Escuela de Nuevas Oportunidades retoman los estudios o se incorporan a un itinerario formativo o laboral— y por eso defendemos que el nuevo decreto reconozca y garantice las condiciones para que esta respuesta pueda consolidarse y llegar a más jóvenes.
Nos encontramos en un momento determinante para avanzar hacia un marco normativo que dé estabilidad y reconocimiento a una respuesta que ha demostrado ser eficaz y transformadora. Desde *Marianao continuaremos trabajando con el Departamento para que ningún joven quede fuera del sistema por falta de oportunidades educativas adaptadas a su realidad.
Un reto de país que todavía no podemos dar por resuelto
Este encuentro se enmarca en la semana dedicada a visibilizar el abandono escolar prematuro, uno de los principales retos estructurales de nuestro sistema educativo. En Cataluña, casi un 15% de los jóvenes dejan los estudios antes de tiempo, una cifra que a pesar de situarse en mínimos históricos, continúa mucho por encima del objetivo europeo del 9% y evidencia desigualdades profundas: más del 50% del alumnado de origen migrando se encuentra en riesgo socioeconómico, ante el 13% de los jóvenes autóctonos.
No podemos normalizar que miles de jóvenes continúen siendo expulsados del sistema sin una segunda oportunidad real. Es el momento de apostar decididamente por modelos flexibles, personalizados y con mirada integral, como el de las Escuelas de Nuevas Oportunidades, que han demostrado impactos sólidos y transformadores. El futuro de estos jóvenes —y, en consecuencia, el futuro del país— depende de decisiones valientes como el nuevo decreto que se está diseñando hoy.


