Este julio, el programa Verano Activo ha vuelto a ser un éxito de participación y de energía comunitaria. Más de 140 personas mayores de 60 años (con una media de 75 a 89 años), y en su gran mayoría mujeres (un 98%), han llenado las mañanas de verano con talleres, charlas y actividades para el bienestar, la creatividad y la relación social.

Desde la dinamización compartida del proyecto Marianao Té Cor, más de 10 entidades y servicios del barrio se han organizado en una comisión de trabajo para hacer posible una programación variada y alentadora: desde baile en línea, manualidades, estimulación cognitiva y motora o lectura en voz alta hasta espacios de reflexión como charlas sobre la soledad, el luto o la sexualidad en la vejez.

Este año, la rama artística de los viernes ha estrenado actividades como el bocadito de improshow y un taller de coral, que han tenido una buena acogida. “No hemos parado de trabajar la mente”, decían algunas participantes. Y es que el teatro, la música y el humor también son herramientas poderosas para hacer salud y fortalecer vínculos.

Además, personas voluntarias del barrio han colaborado activamente en la dinamización de las actividades, aportando su tiempo, energía y talento para hacer que cada sesión fuera más acogedora y participativa.

Las personas participantes han destacado la alegría de hacer red y la importancia de tener espacios para desconectar de la rutina, activarse y sentirse parte de un grupo. El interés crece año tras año: algunas personas se apuntan solo por el Verano Activo, y después continúan vinculadas a entidades del barrio durante todo el año.

El Verano Activo demuestra que el envejecimiento puede ser activo, participativo y lleno de vida comunitaria.